Caravaca de la Cruz

y el teatro

 

Encrucijada de caminos y depósito de una historia milenaria, Caravaca de la Cruz, ciudad y municipio español perteneciente a la Región de Murcia, es hoy un centro administrativo, comercial y de servicios con una población de casi 26.000 habitantes situado a 625 metros de altitud en un privilegiado enclave natural con abundantes recursos hídricos y gran variedad de paisajes.

Caravaca de la Cruz es un lugar de referencia para el culto de la Iglesia católica ya que desde 1998, durante el papado de Juan Pablo II, está catalogada como una de las ocho ciudades santas de esta confesión religiosa​ al disponer del privilegio de celebrar Año Jubilar a perpetuidad cada siete años en torno a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, su principal símbolo desde hace ocho siglos. Por esta circunstancia también se la conoce como ‘la Ciudad de la Cruz’.

La ciudad cuenta con un amplio casco histórico cuya base es el barrio medieval en el que se levanta el castillo con murallas de origen almohade y en su interior la Basílica de la Vera Cruz con su emblemática portada barroca de mármoles rojos y negros; la parroquia renacentista de El Salvador, uno de los mejores ejemplos de este estilo en la Región, se levanta en la zona que fue extramuros, de expansión de la villa en el siglo XVI; la parroquia de la Concepción con su interesante techumbre de madera de influencia mudéjar; el Templete o Capilla del Baño de la Vera Cruz  y numerosas calles y plazas con casas solariegas que conservan el sabor de siglos atrás.

Los conventos de clausura que jalonan sus calles son reflejo de esa ciudad conventual en la que se convirtió Caravaca durante los siglos XVI y XVII, y por su trascendencia e importancia destacan los que fundaron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, dos grandes figuras ligadas de la historia de España unidas para siempre a la historia de la localidad.

En el amplio término municipal, abundan los yacimientos arqueológicos que nos hablan de un pasado por el que han transitado numerosas civilizaciones, destacando el de la Cueva Negra en el paraje del Estrecho del río Quípar o los restos del templo romano de La Encarnación.

Las Fiestas Patronales en Honor a la Vera Cruz, celebradas entre los días 1 y 5 de mayo de cada año, fueron declaradas de Interés Turístico Internacional en 2004. Junto a las procesiones y rituales de la Patrona, que hunden sus raíces en la Baja Edad Media, y los vistosos desfiles de Moros y Cristianos, es especialmente relevante el festejo de los Caballos del Vino, único en el mundo en su configuración y sentido y que ha sido declarado en 2020 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Además, la pedanía de Barranda cuenta con la Fiesta de las Cuadrillas, un encuentro de música tradicional que goza de la declaración de Interés Turístico Nacional.